miércoles, 19 de diciembre de 2012

Crónica CXM Farajan (por Ignacio Heredia)



Bueno como lo prometido es deuda aquí están estas humildes palabras de esta segunda carrera perteneciendo al
Club Artanaca, espero que os guste.

Todo comenzó a las 7 de la mañana de día 6 de Diciembre de 2012, cuando sonó el despertador y nada más apagarlo me fui al balcón para comprobar la meteorología y aunque hacía un poco de frío el cielo estaba despejado así que todo empezaba bien este día. Tras desayunar me puse en camino tempranito pues Faraján es pequeño y supuse que si me iba más tarde tendría difícil encontrar aparcamiento, al legar a eso de las 08:30 me dispuse a recoger mi dorsal y tomarme un cafelito y disfrutar del ambiente festivo de la carrera, me encontré con mucha gente conocida de otras carreras por lo que había muy buen ambiente, pasadas las 09:45 comenzé con el ritual de cambiarme y calzarme las zapatillas para empezar a calentar, poco a poco el cuerpo iba tomando temperatura también gracias a que cuando salió el sol hacia una temperatura agradable para una mañana de carrera.
La carrera salió puntual a las 10:30 comenzamos a correr por las calles del pueblo, la salida no fue lo bien que yo esperaba y me quedé un poco retrasado por lo que tuve que forzar un poco para tomar posiciones algo mas delanteras, empezamos con una pronunciada y técnica bajada que nos introdujo en el bello paraje por el que la carrera transitaría durante todo su recorrido, pronto termino la bajada pero no sin llevarme un par de sustos y amagos de caídas pues había mucha hojarasca en el terreno de los castaños allí presentes lo que le daba un precioso matiz otoñal pero a la vez muy peligroso
porque no veíamos donde pisábamos ciertamente, comenzamos a pasar por un terreno algo mas asequible sin tanta hojarasca aunque no discurría por ningún sendero pero no hubo problemas de perdida porque toda la carrera estuvo correctísimamente balizada y señalizada. Al terminar este terreno con falsos llanos y pequeñas bajadas y subidas nos topamos con la zona mas dura de todo el recorrido, la ascensión de un cortafuegos con unas durísimas rampas de 1km y que en ocasiones llegaban a tener una pendiente del 35% aquí perdí algunas posiciones pues se me hizo durísimo, ya no dejaríamos de subir hasta aproximadamente el km 11 pero con unas subidas mas asequibles donde pude coger un buen ritmo aunque en ocasiones volvían las duras pendientes.

Por fin llegamos a la ansiada caseta del guarda forestal donde coincidía con el punto mas alto del recorrido en el cual se podían ver unas vistas de la serranía la cual no alcanzo a describir con palabras, la majestuosidad de nuestro entorno me asombró gratamente, no nos demoramos mucho en el puesto de avituallamiento allí presente aunque a todos nos alegró encontrar a Santa Claus repartiendo bebida isotónica y en toque de humor le pedí que para próxima vez quería unos remontes para hacer mas fácil la subida hasta allí, después de esta pequeña broma el grupito que se formo nos dispusimos a tomar la bajada, una larga, técnica y a la vez bonita bajada que a mi personalmente se me hizo eterna ya que había momentos en el que se me recalentaban los pies de lo pronunciada de algunos tramos, pero ese esfuerzo tuvo recompensa pues deje atrás el grupito que se formo y poco a poco fui acercándome a otro que se formo unos metros mas adelante. Por fin terminamos la bajada al cruzar el puente del rio y comenzamos una ultima subida hasta el pueblo donde un miembro de Protección Civil reconoció la camiseta del Artanaca y me sentí orgulloso, el pueblo ya se veía al fondo del camino y la música, los aplauso y los ánimos del gentío allí reunido no hacían mas que animarme para apurar hasta el ultimo gramo de energía que me quedaba en el cuerpo y gracias a ello en la entrada del pueblo pude ver al grupito que llevaba delante por lo que decidi dar un Sprint y los pude adelantar con el clamor de la gente que estaba presente en la meta que estaba abarrotada pues la carrera coincidía con una degustación de productos típicos de la zona y un concurso de corte de jamón del cual no pude disfrutar y saborear pues una vez terminada la carrera me puse de camino a casa pues tenia que descansar ya que por la noche tenia que trabajar.

Esta ha sido una gran carrera en todos los sentidos gran nivel
de los participantes puesto que había premios en metálico, gran nivel de la organización para ser su primera edición, el publico como siempre espectacular y con un recorrido que tuvo de todo; dureza, tramos técnicos, zonas con espectaculares vistas etc….

Lo que si eché en falta fue a los demás miembros del Club Artanaca que aunque aun no conozco mucho pues solo coincidimos en la pasada edición de la Villa de Arriate espero que poco a poco pueda formar parte de este gran grupo de amigos que es el Club Artanaca, solo agradeceros dejarme hacer parte de este grupo, un saludo compañeros y nos vemos en la próxima.








jueves, 29 de noviembre de 2012

Quedada Senderista-Ciclista Noviembre

El pasado fin de semana tuvo lugar otra Quedada Senderista-Ciclista organizada por el CD Artanaca-Setenil, pudiendo disfrutar los asistentes de un dia muy agradable que nos permitio pasear por algunos de los parajes mas espectaculares de nuestro enorno.

Nos dimos cita en los exteriores del Colegio El Almedral donde, tras emprender la marcha los compañeros en bicicleta y emplazarnos para el aperitivo de rigor del mediodia, los senderistas acometimos nuestro itinerario. En esta ocasión, al Club Artanaca volvieron acompañarnos nuestros amigos Mari, Javi, Almudena y Daniel, que se están convirtiendo en habituales de nuestras caminatas, asi que aprovechamos para agradecer su presencia y emplazarles a proximos encuentros.

Además en esta ocasión también nos acompañaros Paqui y Arancha, dos chicas que venian desde Morón a hacer senderismo por la Ruta del Bandolero y a las que invitamos a unirse a nuestro grupo. Esperamos que disfrutaran de la ruta que le propusimos y que también nos acompañen en las próximas quedadas.

Sin mas el grupo tomo el camino hacia El Quinto de Arriba, siguiendo el carril que se encuentra en bastante mal estado y que nos llevaba entre los olivares hasta la misma linde de La Mata, donde el entorno cambió radicalmente para introducirnos en una de las joyas ecológicas que aún quedan en nuestra zona. El monte en todo su esplendor nos acompañó hasta que alcanzamos el carril de El Polear.

Por este camino seguimos sin mas novedad hasta el cortijo de Chinchilla, donde tomamos el camino de descenso que lleva hasta Calle, para alli dirigirnos en dirección hacia Los Montesillos. Hay que reseñar que tras el cortijo tuvimos algunos problemas para atravesar el rio, ya que las últimas lluvias han castigado bastante el entorno y han destruido algunas de las pasaderas de madera, lo que dío lugar a algunas risas a la hora de que alguno saltara al otro lado del agua.

Tras un breve alto en el camino, retomamos la marcha para desviarnos de la Ruta del Bandolero en dirección a la Huerta de Joaquin, lo que nos permitiría regresar al pueblo por un camino poco transitado por la mayoría de los asistentes. El pasar por detrás de las Arenas nos da la oportunidad de disfrutar de unos paisajes absolutamente espectaculares, a escasos metros del casco urbano. Habrá que repetir por aqui.

Para finalizar, volvemos a Setenil por la Ventosilla y El Carril y nos dirijimos al Bar La Escueva, donde nos reunimos con los compañeros ciclistas y empezamos lo mejor de todas las rutas: el reponer fuerzas.










miércoles, 21 de noviembre de 2012

Crónica de la Media Maraton de Granada (por Jose Márquez)

Mi aventura granadina comienza el Jueves antes de la carrera cuando Sebastián, Bartolo, Cedeño y  yo salimos a entrenar para la media con la fantástica cantera que tenemos, los cuales vienen apretando muy fuerte, por la ruta conocida como “La suave”,  que para los que no la conozcan es la misma ruta que hicimos en la marcha solidaria. Pues bien, tras terminar este entreno y limpiarme todas las pergañas de barro que había cogido en el camino, me fui a hacer algunas de las tareas que tenía pendiente, y en una de las veces que me agache noté un pequeño pinchazo en la parte trasera de la pierna derecha que hizo que me saltaran las alarmas para el gran reto que tenía por delante, mi primera media maratón.
Esas malas sensaciones que me pasaron por la cabeza se las transmití a Sebastián el Viernes cuando fui a entregarle la autorización para que me recogiera el dorsal, ya que tanto él como Cedeño se iban a Granada al día siguiente Sábado para pasar el fin de semana allí junto a sus familias, pero bueno, pensaba que el día que me quedaba de descanso sería suficiente para recuperarme del todo.
Llega el Sábado y quedamos en el Pub Rivera para ver a qué hora y cómo nos íbamos a desplazar hasta Granada al día siguiente y ¡cómo no!, para ver los respectivos partidos del Barcelona y del Madrid; tras unas cervecitas en lo de Francisco, unas risas al ver al nuevo modelo del club, Cedeño, posando con la camiseta que nos daba la organización de la carrera y unas copas de vino tapeando nos fuimos a la cama a eso de las 00:30.
A las 6 de la mañana y después de no pegar ojo en toda la noche, me levanté  y esperé a que llegaran a mi casa Bartolo y Javi ya que yo era uno de los que llevaba el coche a Granada. Una vez que llegaron nos fuimos a la parada de autobuses para reunirnos con José, Ismael y Francisco que se iban en el coche de José. Allí tuvimos el honor de asistir al preestreno de los videos que ha hecho “Estudios Reina” los cuales fueron sencillamente geniales, ¡Este no para de sorprendernos!
Tras un rato de camino y de charla sobre cómo nos estaba aguantando la lluvia nos paramos en la gasolinera BP de Antequera para desayunar y poder comernos esos fabulosos molletes y reponer fuerzas para la carrera.
Una vez que llegamos a Granada a eso de las 9:15 buscamos aparcamiento en la zona donde empezaba la carrera y terminamos aparcando en los aparcamientos del LIDL que por suerte estaban abiertos, así que una vez aparcados, cogimos las mochilas y nos dirigimos hacia el pabellón donde nos estaban esperando Sebastián y Cedeño con los dorsales que recogieron el día anterior para irnos a cambiar a los vestuarios, que por cierto, fuimos unos privilegiados porque tuvimos unos vestuarios en los que sólo nos estábamos cambiando los Artanacas y en los que de vez en cuando teníamos visitas de algunas chicas muy sorprendidas al vernos, ¿Sería por que nos metimos en los vestuarios de las mujeres?, ¡Qué caras ponían al vernos! Seguro que lo primero que pensaron era “Ea, ya me he equivocado de vestuario”, ¡Que cachondeo tuvimos! Después de este gran momento nos fuimos directos a la pista a dar unas vueltecitas de calentamiento y posteriormente al cajón de salida donde nos encontramos con Jesús Robles que también participaba en la media maratón.
Transcurridos unos minutos de espera en los que todos tenemos esa sensación de hormigueo en el estomago y ansias de empezar, escuchamos la señal de salida que tanto subidón de adrenalina da y comenzamos a andar mientras la aglomeración de gente se clareaba y pudiéramos echarnos a correr.
En la primera parte de la carrera hacíamos una especie de “X”, por lo que nos cruzábamos con los que iban delante nuestra,  en la primera cruzada era donde te dabas cuenta da la cantidad de gente que había y cuáles eran las personas que iban a disputar la carrera porque el ritmo de cabeza de carrera era impresionante. En los primeros kilómetros todos estábamos juntos corriendo pero poco a poco vi como Javi, Ismael, Bartolo, Jesús y Cantalejo se iban marchando cada uno a su ritmo y nos quedamos Cedeño, Sebastián y yo. Los primeros kilómetros iban pasando y mis sensaciones no eran nada buenas, desde el primer kilómetro me di cuenta que la carrera iba a ser larga, me encontraba cansado y las piernas no estaban tan frescas como debían estar en los primeros kilómetros, no sé si era por el pequeño pinchazo que tuve días antes, por el bochorno, que aunque no estuviera lloviendo había mucha humedad y muchísimo calor o todo estaba en mi cabeza, la cuestión es que me encontraba con mucha dificultad para seguir el ritmo que Sebastián y Cedeño estaban imponiendo, este “sufrimiento” solo se aliviaba con el ánimo de todas las personas que nos iban animando por las calles y sobre todo con el gran apoyo brindado por Abel, Isabel, María y las familias de Sebastián y Cedeño. Seguían pasando los kilómetros y mis sensaciones no cambiaban, así que sobre el kilómetro 14 de carrera decidí tomarme un gel de glucosa para reponer fuerzas y así aguantar el resto de carrera en las mejores condiciones posibles; mientras que me tomaba el gel, vi como Cedeño se adelantó un poco y posteriormente vimos como se alejaba de nosotros pero sin perderle en el horizonte, así estuvimos unos kilómetros pero finalmente en cuando dejamos atrás las rectas y nos metimos en un callejeo lo perdimos de vista, posteriormente lo veríamos de nuevo no muy lejos de nosotros en un cambio de sentido próximo a la meta que hacía el recorrido.
Una vez que me tomé el gel, ¡Milagro!, poco a poco me sentía mejor y todas las malas sensaciones que tenía en el inicio de carrera se esfumaron, las piernas iban y ya no pensaba tanto en la pequeña lesión que arrastraba, así que decidí que era hora de devolverle a Sebastián la gran ayuda que me brindó en el tramo anterior de carrera, me puse a tirar junto a él y poco a poco fuimos adelantando cada vez a más y más gente y con este nuevo ánimo hasta había tramos en los que era yo el que motivaba a Sebastián para aumentar el ritmo y llegar fuertes a la meta. En la entrada del estadio saludé a Sebastián agradeciéndole su ayuda y cruzamos juntos la meta, en ese mismo instante tuve una gran sensación de alivio y de superación personal ya que había superado mi primera media maratón.   
Tras cruzar la meta nos encontramos con Cedeño que había llegado un minuto antes y después de saludarnos nos fuimos al interior del pabellón para tomar algo de líquido y alguna pieza de fruta y reencontrarnos con los demás artanacas para recoger las mochilas y ducharnos. Esta vez en el vestuario de los hombres porque en el de las mujeres no nos dejaron. ¡Jo, qué pena!
En un bar cercano al pabellón nos estaban esperando Jesús y los demás Setenileños, así que fuimos al coche a dejar las mochilas y coger dinero y nos tomamos unas tapas con ellos. Poco después emprendimos el camino de vuelta a Setenil con la intención de parar a comer en el camino y así poder ver la carrera de F1 tranquilos y que el camino no se hiciera tan largo. Al ver en la carretera unos bares que tenían buena pinta nos paramos y entramos en uno de ellos, ¡Mala decisión! porque después que el camarero nos echara encima a Bartolo y a mi toda la basura que había en la mesa al limpiarla y tras muy malos modales de este, nos vimos en la obligación de levantarnos de la mesa e irnos al bar que estaba al lado en el que comimos muy bien. Una vez comidos, continuamos el regreso a Setenil y llegando a Campillos empezó a caernos toda el agua que no nos había caído durante el día, parecía el diluvio universal y que perduró hasta que llegamos a Setenil.
Como conclusión a la crónica de mi primera media maratón, quiero agradecer a todos el gran día que pasamos en Granada y expresaros la lección que aprendí ese día:
 "No te preguntes que pueden hacer tus compañeros por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tus compañeros porque no se fracasa hasta que no se deja de intentar."










viernes, 16 de noviembre de 2012

Video del CD Artanaca Setenil


Echad un vistazo al video que ha realizado nuestro compañero Ismael Reina...todo un artista multimedia!! Gracias makina!!!


lunes, 12 de noviembre de 2012

Cronica de la Quedada de Octubre de 2012 (por Virginia Villalón)

           

              El pasado domingo 28 de octubre nos dispusimos a emprender nuestra ruta organizada por el C.D. Artanaca-Setenil. Como de costumbre se dieron lugar dos grupos, el de senderismo y el de mountain-bike, faltaban compañeros, además habían nuevas caras, como Ana, Javi y Antonio, compañeros de Arriate y Olvera. La ruta de casi 17 divertidos y profundos kilómetros, tuvo lugar por uno de los singulares recorridos de nuestra geografía setenileña, regalándonos paso a paso unas vistas que no dejaron indiferente a ninguno de nosotros.

            Iniciamos nuestro camino con la mejor sonrisa a las 10:00 horas desde el Restaurante Huerta Primera, el día era ideal, ya que después de las fuertes lluvias de días anteriores, lucía un sol estupendo y la temperatura acompañaba. Nos dirigimos hacia la subida de los Montesillos, mi hermana Isabelita y yo nos quedamos atrás, eso hizo que aceleráramos el paso y cortáramos camino cogiendo una subidita para así poder alcanzar al grupo y echarnos unas risas, con un poco de fullería claro está...jaja!!! y ahí empezó la subida de los Montesillos, una subida que según Jose Márquez era un pre-calentamiento, lo que me tomé a cachondeo si saber que tendría razón, no teniendo ni idea lo que vendría después. He subido muchas veces ese tramo en coche y a pié era la primera vez, la verdad es que me costó un poco arrancar, pero bueno, tanto el buen ambiente como el compañerismo que había, hizo que empezara a coger poco a poco el ritmo, bueno...y por supuesto el bastón que me prestó María José, ayy bendito bastón!!!. Llegando al punto más alto de la subida de los Montesillos, empecé a bajar con un paso  más rápido, allí nos tenían preparada una sorpresa  los chicos artanacas, un avituallamiento móvil!! me encantó ver el coche allí, con su mesita correspondiente, apetecía parar, beber un poco y alimentarse, nos echamos unas risas cuando  algunos sacaron la comida que llevaban en las mochilas, como salchichón y caña de lomo de la matanza, bizcocho, gomitas, el famoso crunch...en fin esas cositas que se te pegan a la tripa!!! La parada duró poco tiempo y proseguimos el camino más hidratados y alimentados.

             Empezaba lo más duro de la ruta, la temida subida de los Frontones, cuando vi la inclinación de la cuesta me quedé sin palabras, pero bueno tenia como referente la que subimos en Alcalá y le eche fuerzas, poquito a poco empecé a subirla y a disfrutarla también, aunque tengo que decir que cuando vi la alberca de la finca de la Limosna me dieron ganas de tirarme de cabeza ehhh, pero bueno el esfuerzo tenía una gran recompensa, unas vistas increíbles en plena naturaleza de gran parte del entorno de nuestro pueblo, vistas que no pasaron desapercibidas, que bonito es Setenil!!!. Y por fin con mucho trabajito, llegué al punto más alto de los frontones, uff!! me costó subirlo, tengo que decirlo, pero lo logré!!!! el momento y la aventura merecía ser inmortalizado y mi hermana Mari nos echó un reportaje de fotos que “el Pére” se quedó en mantilla con ella jaja.            

           Seguimos avanzando por el camino atravesando la Mata, ya era todo llanito, lo cual agradecían mis piernas. Me sentía de lo más saludable, practicar deporte y echar unas risas con un grupo de compañeros apañadísimos para mí era todo un lujo.

                 Más adelante paramos a beber y a comer un poco, el descanso no duró mucho tiempo y el grupo empezó a caminar, Eli y yo nos quedamos atrás, escuchamos unos perros de ladrar lo que hizo que nos asustáramos y empezáramos a correr, ella corriendo no paraba de llamar a su hermano Jose y yo no podía parar de reír escuchándola. Alcanzamos a Jose Márquez y a Sebastian en la finca el Polear, llegamos las dos nerviositas “perdias” pensando que los perros de cacería nos iban a morder, ya más tranquilas seguimos camino adelante dirigiéndonos al Puerto del Monte. El camino era suave y agradable.

            Llegamos al Puerto del Monte, cogimos el camino de la romería pero esta vez hacia abajo, bastante atípico jaja, dejar el cortijo de Escalante a mano derecha, con zapatillas de deporte y sin la bata rociera me pareció de lo más curioso y extraño, pero de igual manera lo disfruté. Recuerdo que iba hablando del 101 km con los compis, estuvieron compartiendo anécdotas que me encantó escuchar y con todo ello se me hizo el camino muy rápido y ameno.

            Alcanzamos el final del carril en menos tiempo de lo que me imaginaba y a partir de ahí, hacia abajo, dirección Huerta Primera!!!!! Después de cuatro horas de caminata aumentaba el cansancio y la idea de una coca-colita y un platito caliente se hacía cada vez más apetecible. Llegamos al Restaurante Huerta Primera, allí estaban ya los compañeros ciclistas, con los que pudimos compartir momentos y experiencia de la marcha, como de costumbre nos esperaba un estupendo almuerzo en buena compañía, nos pusimos como el kiko y nos tronchamos de la risa, cada uno soltando lo que se le venía en ganas, jajajaj!!!

            Y para finalizar la crónica me gustaría felicitar y agradecer a los compañeros organizadores del club Artanaca, por su compañerismo, profesionalidad y por el ambiente tan sano que consiguen que haya en cada ruta.
           
                           Para ganar, no hace falta llegar el primero” (Carta Olímpica)

miércoles, 7 de noviembre de 2012

lunes, 5 de noviembre de 2012

Quedada Senderista dia 27 de octubre

El pasado día 27 de octubre tuvo lugar una nueva Quedada organizada  por el CD Artanaca Setenil, que reunió a un buen grupo de amigos dispuestos a disfrutar de la naturaleza, tanto a pie como en bicicleta.

Como es habitual, los respectivos itinerarios permitieron a los asistentes pasear por los alrededores de nuestro pueblo en un magnifico día de campo que, como es habitual, culminó con un magnifico almuerzo en el Restaurante Huerta 1ª.

El CD Artanaca Setenil comunica que se está preparando la próxima quedada para el día 25 de noviembre, por lo que rogamos deis difusión a esta cita para que sean muchos quienes nos acompañen a disfrutar de otro día haciendo deporte en plena naturaleza.













miércoles, 31 de octubre de 2012

Maraton BTT Cebolleta 2012 (por Moises Zamudio)

Todo comenzó el viernes por la tarde-noche. Quedamos Iván, Antoñín, Rafael Duran, Romero, Juan Parra y yo en la confitería de Rafael Durán para meter las bicicletas en su furgoneta. Unos antes, otros después, pero nos presentamos todos con nuestras bicis allí. Bueno, no todos, faltó uno… Juan Parra jajajajaj Resulta que le pidió la bici a Jaime y éste estaba en la huerta primera, así que luego bajó y se llegaron a por la bici. Sin problemas…

A la mañana siguiente quedamos sobre las 10. Entre unas cosas y otras salimos un poco más tarde de lo previsto, y sobre las 11 llegamos al Mirabueno para desayunar. Nos tomamos un buen bocadillo de carne mechá con tomate, pero como Rafael Durán ya había desayunado pues se tomó una tapita de carne mechá, pero acompañada de zumo de naranja y no de cerveza, que era lo que pegaba más, jajajajjaja

Sobre las 11:30 salimos para Cádiz. Llegamos sobre la 13:30 y empezamos el lío para aparcar, que como siempre es una odisea. Tuvimos suerte y pudimos aparcar la furgoneta justo al lado del piso. Un poco justo el aparcamiento pero acabó entrando. Después de dar una vuelta para aparcar el coche de Iván, decidimos que se fueran los demás para el piso e Iván y yo fuésemos a buscar aparcamiento. Después de media hora dando vueltas encontramos sitio, aunque un poco alejado.

Decidimos encontrarnos en la freiduría de las flores para comer pescaito frito, pero había mucha gente, así que nos tuvimos que ir a otro sitio. Fuimos a la montanera, donde nos pegamos una buena “pechá” de comer y todo estaba de categoría.

Justo después fuimos a por un heladito y después al bingo. Pensábamos que íbamos a salir ricos de allí, pero en el bingo de Francisco el del pub Rivera había más premios. Estuvimos a punto de acertar un par de bingos, e incluso una vez a Rafael Durán y a Antoñin sólo les faltó un número, y curiosamente el mismo a los dos. Si hubiese salidos esa bolita la que hubiésemos liado todos cantando los dos bingos a la vez, jajajaj Pero no hubo suerte y una de las “marujas” cantaron bingo…

Después del bingo nos fuimos a dar un paseo por Cádiz. Como no pudimos rodar unos kilómetros con la bici antes de la carrera pues me los llevé a andar, jajajajaj Fuimos para la calle Ancha para tomarnos unos cafés y unos helados, y después fuimos hacia la Caleta y el Castillo de San Sebastián para ver lo bonita que está la caleta con su bajamar coqueta jajajaj

Poco después, sobre las 18:30-19:00 nos llamó Antoñito Zamudio diciéndonos que venía llegando a Cádiz. Él tuvo más suerte que Iván y yo y encontró aparcamiento a la primera. Nos dimos el encuentro y poco después fuimos a la freiduría las Flores para tomar unos cartuchitos de pescaito frito. A continuación, como buenos ciclistas, fuimos a un restaurante italiano para tomar algo de pasta. Y para finalizar la noche fuimos a un pub irlandés para tomarnos algo. Casualmente estaba jugando el Barcelona con el Rayo Vallecano, y pudimos ver varios goles de los azulgranas.

Llegamos a la casa antes de media noche, tempranito porque si la gente se calienta… se puede alargar mucho la noche y después la carrera… En casa arreglamos las cosas para dormir lo que mejor que pudimos. En dos camas chicas durmieron Juan Parra y Antoñito Zamudio, en un colchón inflable durmieron Antoñin y Rafael Durán, y en la habitación de dormitorio matrimonio dormimos Romero, Iván y yo. Romero durmió en un saco de dormir, y cómo no había almohadas le preste un cojín del barça, y al día siguiente me dijo que nunca había dormido tan bien, jajajjaja

Entre unas cosas y otras (que mejor no entro en detalle, jajajaja) nos costó un poco de trabajo coger el sueño, pero gracias al cambio de hora pudimos dormir una horita más.

Llegó el día “D” y el despertador sonó a las 6:45 nos levantamos, (temprano, no???, “po” se nos hizo super tarde) recogimos las cosas y emprendimos el viaje para Chiclana… Nada más llegar nos perdimos y estuvimos un ratillo dando vueltas hasta que al final llamé a un colega de Puerto Real y nos orientó un poco. Aparcamos en una calle al lado de la salida, empezamos a prepararnos para recoger los dorsales y desayunar, pero de repente escuchamos una voz un tanto preocupada: “Quilloooooo”… Nuestro Juan Parra se puso a inflar la rueda y tuvo la mala suerte de que desenroscó el pitorro entero, haciendo que se saliera todo el aire y parte del líquido anti pinchazo. Intentamos inflarla pero no sellaba, se salía el aire por todos lados. No tuvimos más remedio que quitarle completamente el líquido anti pinchazo y ponerle una cámara. Juan Parra desesperado decía que no hacía la carrera, que nos fuéramos… pero el “manitas” del grupo, Antoñin, sacó una cámara y en pocos minutos estaba solventado el problema. Mientras arreglábamos la rueda Iván fue a recoger los dorsales de todos porque faltaba muy poco tiempo. Lo intentó, pero sólo se pudo traer el suyo y el mío, los que estamos federados, los demás tuvieron que firmar la declaración jurada para poder recoger el dorsal. Uno de los árbitros decían que ya no se daban los dorsales porque estaban fuera de tiempo, pero entre uno y otro lograron convencerlo.
Llegamos al cajón de salida cuando sólo faltaban pocos minutos para la salida. Habíamos llegado, pero sin desayunar, y afrontar una carrera de esta índole con el estómago vacío no es muy recomendable. Menos mal que el día anterior cominos bastante, que si no… Justo antes de salir, esperando en el cajón de salida cada uno comió lo que pudo: algún platino, alguna barrita… Se da el pistoletazo de salida y como estábamos los últimos intentamos colocarnos en puestos delanteros. Al final lo conseguimos y casi adelantamos a las motos, jajajajaj Después de pocos kilómetros de “salida neutralizada” (lo pongo entre comillas porque de neutralizada no tenía nada, íbamos todos escopeteados) se da la salida oficial. Ya cada uno va a su ritmo y hace lo que puede. Intento ir al ritmo de Iván pero no puedo, lo veo a pocos metros pero no logro alcanzarlo. Después de varios kilómetros, sobre el kilómetro 15-20 lo alcanzo. Le pregunto cómo va y me dice que fatal. Se le veía la cara un poco regular, seguro que era por no haber desayunado. Después me dijo que le vino como una arcá y hasta que devolvió un poco. En el avituallamiento comió y parece ser que se puso mejor.

Los primeros kilómetros de la carrera eran más llevaderos, sobre todo porque las fuerzas aún estaban intactas, aunque los repechos subi-bajas eran muy continuos. Llegamos a la zona de Medina Sidonia, el núcleo de la carrera, donde se hacían varias subidas de las buenas. La primera de ellas fue el famoso cementerio de Medina, que tiene una longitud de 750 metros pero un desnivel escalofriante, llegando a situarse la pendiente máxima en el 37%. “Impresionante”. Como ya conocía el terreno fui dosificando, cambiando al plato chico justo antes de llegar a la parte más dura y jugando con los piñones. Fue una subida muy emocionante y bonita, ya que nos esperaba en esas ramplas una gran cantidad de público que gracias a sus ánimos se hizo el sufrimiento algo más llevadero. Al llegar arriba me encuentro con la grata sorpresa de que se seguía subiendo hasta el castillo de Medina, recorrido alterado respecto al año pasado, ya que una vez terminada la subida del cementerio se empezaba a bajar inmediatamente. Así que la subida de este año fue aún mayor. Se sube al castillo con más penas que gloria porque para llegar a la cota final había que subir una especie de trialera prácticamente casi imposible de subir, salvo unos pocos. Después empezamos a bajar, pero no a disfrutar, ya que era una bajada de trialera y un tanto peligrosa, y más adelante una bajada todo lleno de barro. Llegamos a un punto kilométrico en que hay que bajar y subir por el mismo sitio, así que mientras unos subían otros bajaban. Cuando Iván subía dio la coincidencia que los demás compañeros bajaban, y al hablarse entre ellos el amigo Juan Parra saludó con tantas ganas que se olvidó que iba conduciendo una bicicleta y se estrelló con un salzar. Nada grave, sólo unos rasguños. Esa parte del recorrido fue muy dura debido a la gran cantidad de barro, pero para nuestro asombro, la parte que proseguía era aún peor. El barro se metía en todas partes, las ruedas apenas andaban porque el barro no lo permitía. Las calas estaban totalmente llenas de barro y había que subirse y bajarse constantemente de la bici porque había unas subidas y bajadas impracticables. Una de las veces que intenté echar el pie a tierra para bajarme de la bici fui al suelo porque la cala no me salía debido al barro. No fue nada porque el barro amortiguaba la caída. Unos kilómetros más tarde salimos de la zona de barro y ya sólo quedaban los últimos 20-25 kilómetros de ruta. Casi todo era llano, pero no por eso fácil, ya que las piernas y las fuerzas ya van muy mermadas. Tuve la suerte de encontrarme con un compañero de Puerto Real, Martín, y los dos hablando hicimos la recta final más llevadera. Sin darnos cuenta nos encajamos en la última subidita, una pequeña gran pendiente que termina en la ERMITA DE…., íbamos los dos muy bien, tranquilitos, yo sin abusar porque ya había tenido muchos amagos de calambre, pero pasó por medio de los dos un “capullo” que un poco más y nos tira. Parece ser que era de Chiclana y tenía muchos seguidores porque lo animaban mucho. Pero me dio tanto coraje que pasara así por medio de los dos que hice lo posible por llegar a meta antes que él. Así que apreté todo lo que pude hasta que a falta de unos pocos metros de llegar a la línea de meta lo adelante. Eso sí, cuando llegué a la meta tenía tal dolor en la pierna derecha que no me podía mover. Dos días después aún tengo el dolor, pero valió la pena, jajajaj.

Tomamos bebida, algo de comida y a los pocos minutos llegó Iván. Decidimos ir al coche para coger las cosas y ducharnos pero no pudimos porque las toallas, ropa… estaban en la furgoneta. Así que decidimos ir a comer mientras llegaban los demás, pero llegando a la zona de la última subida tal fue nuestro asombre que vimos llegar a Rafael Durán. Pensábamos que iban a tardar más pero se portaron como campeones. Antoñín llegó justo antes, y ya después de ellos dos llegó Juan Parra, Antoñito Zamudio y Romero. Éste venía acalambrado y pasándolo regular, pero con dos cojones y una pequeña ayuda de Iván subió la última cuestecita como una moto.

Una vez que nos reagrupamos los siete fuimos a la furgoneta para ducharnos, comer y recoger el maillot. La ducha sentó fenomenal e igualmente la comida, pero con los maillot tuvimos mala suerte porque sólo Antoñito Zamudio y yo tuvimos la suerte de recoger el maillot, debido a que los demás pidieron talla XL y éstas se agotaron. Pero la organización les dijeron que en un tiempo llegarían más y que se los enviarían a sus respectivas casas.
Después de comer empezamos el viaje de regreso a Setenil. Debido a un pequeño despiste nos pasamos el desvío para la autovía que va directo para el circuito de velocidad, asi que tuvimos que atravesar Jerez. Este “pequeño” despiste tuvo lugar porque Juan Parra empezó a quejarse pegando voces en la parte trasera del coche debido a los temibles calambres. A buenas horas llegó el electricista, jajajaj y en lugar de prestar atención a la carretera me puse a grabarle un video.

Llegamos al pueblo sobre las 19:30. Fuimos a la huerta primera para tomarnos unas cervecitas. A continuación descargamos las bicis de la furgoneta y cada mochuelo se fue a su olivo.

En fin, pedazo de fin de semana!!!!! Me ha gustado mucho. Espero que podamos repetir pronto!!!! Por falta de ganas no será, jajajaj









viernes, 26 de octubre de 2012

Viaje a Navacerrada, Pirineos y Andorra (por Moises Zamudio)


La aventura comenzó el martes 21 de agosto. A las 7:30 de la mañana recogí a Iván y emprendimos el viaje. Sobre las 10:30 paramos a desayunar y a repostar combustible. A las 14:30 llegamos a Cercedilla, concretamente al hostal Ariel. Descargamos las cosas y fuimos a buscar un bar para comer. Dimos la vuelta por todo el pueblo pero no vimos nada para comer. Al final tuvimos que comernos un bocata en el bar de la estación de trenes que estaba al lado del hostal. Inmediatamente después nos pusimos el uniforme de batalla y emprendimos la salida.

La intención era dirigirse hacia Navacerrada, pero tuvimos un gran fallo de orientación y tiramos en dirección completamente opuesta, o sea, que cuando llegamos al pueblo que creíamos que era Navacerrada, pues era Guadarrama. Como nos parecía algo extraño pues preguntamos, y nos dijeron que para ir a Navacerrada, concretamente a la Bola del Mundo, teníamos que llegar a Cercedilla (de donde salimos) y de ahí dirección al puerto de Navacerrda.

Cómo íbamos bien de tiempo no tuvimos problemas en hacer el principal objetivo de la etapa, que era subir el puerto de Navacerrada y el remate final de la Bola del Mundo, pero ya no pudimos hacer la ruta circular que teníamos planeado. En fin, que nos dirigimos hacia el puerto de Navacerrada.

A priori no parecía muy duro, pero a la hora que iban transcurriendo los kilómetros cada vez se hacían más duros, sobre todo cuando el agua iba siendo cada vez más escasa. De repente vemos una fuente, la fuente de los geólogos, que parecía tener muy buena pinta, pero al acercarnos vemos que un compañero de fatiga lleva un buen rato intentando llenar el bidón porque lo único que echaba de agua era un pequeño chorrito. Nos dijo que eso no era normal, que siempre echaba un buen caño, pero ese día… Iván llenó medio bidón, y como se tardaba mucho decidimos seguir y en la estación de esquí de Valdesqui nos llegamos a un bar y repostamos los bidones y mi camelbak.

Después de unos minutos de descanso emprendimos el ascenso a las temibles ramplas de la bola del mundo. Es un ascenso duro pero que si se hace regulando fuerzas es llevadero y se puede coronar casi sin problemas, teniendo en cuenta que esos tres kilómetros y pico tienen un desnivel de casi 400 metros, una pendiente media de casi el 11% y ramplas del 23%. El objetivo era subirlo sin poner pie a tierra, y con paciencia lo conseguimos. Una vez arriba nos echamos las respectivas fotos y disfrutamos de las impresionantes vistas. A continuación emprendimos la vuelta disfrutando de una buena bajada hasta Cercedilla.

 Llegamos al hostal, nos duchamos y fuimos a cenar. Durante la ruta en bici pasamos por el centro del pueblo, donde vimos que había una gran cantidad de bares de tapeo, pero que en el medio día desconocíamos. Nos tomamos unas merecidas birras, tapas y un par de buenos platos de pastas.

A continuación nos acostamos relativamente pronto, aunque dormimos muy poco ya que nos despertamos varias veces durante la noche, y una vez que nos despertamos sobre las 6 de la mañana decidimos levantarnos para continuar el viaje hacia los pirineos.

Metimos las maletas y las bicis en el coche y sobre las 6:30 continuamos la marcha hacia los pirineos. Entre las 9:30 y 10:00 de la mañana paramos en una vía de servicio a desayunar. El sitio era bastante bueno, un autoservicio con muy buena pinta. Nos tomamos un gran desayuno, lo que nos dio fuerzas para poder hacer un gran tirón y no parar hasta justo antes de abandonar España, donde paramos en una bonita y fresca fuente rodeada de montañas, a la que llegó una simpática monja que nos dijo que las aguas eran medicinales. Repostamos gasoil antes de abandonar España y continuamos el camino. Llegamos a una estación de esquí y después empezamos a bajar uno de los grandes puertos que se suben en la QH, el Portalet. Nos dimos cuenta por qué tiene tanta fama esa carrera, el recorrido es tremendamente bonito, aunque igualmente larga y dura la subida al puerto.

Después de muchas horas por carreteras serpenteadas y estrechas llegamos a nuestro destino. Para recoger las llaves tuvimos que llegarnos a la oficina de turismo que se encuentra justo enfrente del Carrefour, así que decidimos hacer una pequeña compra para comer algo. Llegamos a la residencia, comimos e inmediatamente montamos las bicis para hacer la ruta que teníamos prevista. La ruta que teníamos pensado hacer era de unos 90 km: Luz-Saint-Sauveur, Lourdes, Campan, subida al Tourmalet por esa cara y bajada por el puerto hasta Luz. Sobre la marcha decidimos hacer una ruta semiimprovisada, que al final fue la más bonita de todo el viaje. Camino de Lourdes vimos una pequeña carreterita que tenía muy buena pinta y que parecía subir bastante.

Sabíamos que subía, pero no tanto. Llegamos a la aldea que indicaba al principio, Viscos, lugar pequeño pero encantador. Preguntamos y nos dijeron que si seguíamos subiendo enlazaríamos con la carretera que sube a la estación de Luz Ardiden. Fue una preciosa subida, dura, pero como la subimos despacito y parando de vez en cuando para echarnos fotos y disfrutar del paisaje, pues no se nos hizo dura. Sobre el km 13-15 enlazamos con la carretera que sube directamente a la estación de esquí. Llegamos hasta arriba, solo nos faltaban dos o tres km para coronar el puerto, nos hicimos las respectivas fotos y bajamos directamente hasta Luz-Saint-Sauveur.

Llegamos a casa minutos antes de que anocheciera. No hicimos la ruta que teníamos planeado pero fue mejor. Pensábamos que ya no íbamos a subir el Tourmalet por la cara de Campan, pero nos dimos cuenta que la ruta planeada para el viernes subía y bajaba el puerto por las dos caras. El problema iba a ser las fuerzas…

Llegamos a casa, estiramos, nos duchamos… y nos dimos un pequeño homenaje en la terracita disfrutando de unos buenos aperitivos viendo las vistas hacia las montañas. Nos acostamos temprano porque teníamos que estar descansados y con ganas para afrontar la ruta del día siguiente.

Antes de las 9:00 nos levantamos, desayunamos y fuimos al Carrefour para terminar de hacer las compras y así tener repuestos hasta el sábado.
Sobre las 11:30 emprendimos la ruta. Para ese día teníamos planeado llegar a Laruns, el pueblo que está en la parte de abajo del Abisque. Los primeros km eran muy llevaderos, cuesta abajo, pero sobre el km 20 empezó la parte dura de la etapa. De repente empezamos a coronar el primer puerto del día, el Soulour, no muy duro al principio pero interminable, aunque muy bonito, rodeado de valles, montañas y pueblos pintorescos. Prácticamente en mitad de la subida vimos como un ciclista que iba bajando tuvo un accidente. Paramos, le preguntamos, pero al no hablar francés ni él español pues no pudimos comunicarnos, aunque a pesar de la gran caída no parecía que se había hecho mucho daño. El primer coche que pasó paró para ayudarle, aunque el hombre se levantó por sus propios pies y metieron la bici en el coche, y supongo que se dirigieron al médico u hospital.

Poco antes de llegar al km 50 coronamos el puerto, habiendo pasado previamente por una estación de esquí y un pequeño paso acompañado de túneles y un acantilado, lo cual nos dejaba unas vistas inmejorables. En la cima del puerto nos echamos las respectivas fotos, unas de ellas con unas gigantescas bicis, muy llamativas. A continuación emprendimos la bajada del Aubisque, el cual lo subiríamos después de comer. Por ese motivo no disfrutamos mucho de la bajada, porque íbamos pensando que todo eso que estábamos bajando lo teníamos que subir. La bajada se hizo interminable, y en muchas ocasiones había rampas donde la bicicleta cogía velocidades muy altas. Llegamos a Larouns y tuvimos la suerte de encontrarnos una de las muchas furgonetas que hay por los pirineos que ponen todo tipo de comida. Nos tomamos una buena ensalada y un gran bocata de filete de pollo acompañado con una salsa vinagreta muy jugosa. Justo después de comer, sobre las 15:30 iniciamos la segunda parte de la ruta, o sea, volver por donde habíamos venido. Gran parte de esta segunda mitad de la ruta era bajada, salvo los últimos 18 km que picaban para arriba. Pero lo que nuestras mentes temían verdaderamente no era esa pequeña subida, ni que se hiciera de noche, ni que nos quedáramos sin agua… sino cómo afrontar esa gran subida de casi 20 km. Nos pusimos manos a la obra, distrajimos nuestras mentes y empezamos a subir a un ritmo tranquilo pero sin pausas. Sin darnos cuentas llevábamos más de la mitad del puerto, y una vez hecho la mitad está hecho lo más duro.

En realidad no se nos hizo nada de pesado e incluso lo disfrutamos enormemente. Personalmente tenía muchas ganas de subir este puerto porque cuando lo vi en el tour de Francia de este año pensé que tenía que ser de los puertos más bonitos, y efectivamente así fue. Todo el recorrido estaba completamente rodeado de montes, valles y en muchas ocasiones nos encontrábamos animales en nuestro paso: vacas, ovejas, alpacas… y teníamos que tener cuidado porque los coches tenían que tener que parar porque normalmente estaban en medio de la carretera.

Al coronar el puerto decidimos no parar porque en la ida paramos en una de tantas fuentes que había por el camino, así que empezamos a bajar hasta llegar a la fuente. Repostamos y continuamos la marcha. Pensábamos que lo que quedaba era coser y cantar, y casi que lo fue. Afrontamos una gran bajada, la cual disfrutamos mucho, pero después tuvimos que afrontar los últimos kilómetros de subida, con poco desnivel pero constante. Poco a poco lo conseguimos y llegamos a Luz-Saint-Sauver prácticamente a la misma hora que el día anterior, pocos minutos antes de que anocheciera, con 130 km y con un desnivel de 3000 metros.

Igual que el día anterior, estiramos bien, nos duchamos y nos dimos un pequeño homenaje en la terraza de la residencia. Pero esta vez no comimos pizzas, sino pastas, ya que al día siguiente nos quedaba la etapa más dura. Después de comer nos quedamos un rato en la terraza disfrutando de la agradable temperatura y de la victoria cosechada, y sobre las 12 de la noche nos acostamos.

El viernes nos levantamos sobre las 9 de la mañana, e igual que los otros días, desayunamos y emprendimos la ruta. Para ese día teníamos planeado hacer la etapa reina: subir el Tourmalet, bajarlo, subir el Aspin, dar una vuelta circular por esa zona, bajar el Aspin, subir el Tourmalet y bajarlo.

Al levantarnos nos dimos cuentas que las piernas estaban ya pesadas, pero yo le decía a Iván que cuando lleváramos unos km de subida ya irían como nueva. Esa frase me la recordó varias veces durante esa ruta y en los días posteriores.

Desayunamos y emprendimos la salida sobre las 10:15. Nada más salir de casa nos enfrentamos a la “temida” subida del Tourmalet por la cara de Luz-Saint-Sauveur, una pequeña subidita de 20 km para ir entrando en calor. Coronamos el puerto y nos echamos las respectivas fotos con el cartel del puerto y el gran ciclista y su bicicleta que están al coronar el puerto. Después de un rato emprendimos la bajada. Igual que el día anterior, no disfrutamos mucho de la bajada porque sabíamos que después teníamos que subir todo lo bajado. Después de un rato de bajada llegamos a Compan sobre las 13:30. Estuvimos debatiendo si continuar con la ruta o emprender la subida directa por el Tourmalet. Comimos en Compan y después llegamos a la conclusión que ya que estábamos allí merecería la pena de hacer la ruta programada. A Iván no le hizo mucha gracia pero me hizo el favor de continuar con la ruta, aunque en la parte final de la ruta…

Continuamos la ruta y empezamos a subir el Aspin. Afortunadamente la subida era tendida pero con un porcentaje muy llevadero. En esos momentos estábamos contentos de haber continuado con lo planeado. Cuando quedaban unos pocos km para coronar el Aspin, el garmin me decía que teníamos que desviarnos a la derecha para coger por otra carretera, que seguramente bajaba para luego coronar el Aspin por la otra cara y luego bajarlo porque estábamos subiendo. Decidimos no hacerle caso al garmin y seguimos hasta coronar el puerto. Los últimos km si que fueron duros, con km con pendiente como los demás puertos, el 7, el 8 o el 9%. Coronamos el puerto, nos echamos las respectivas fotos y decidimos bajar para salir por donde el garmin nos indicó que nos teníamos que desviar. Pero al modificar la ruta el garmin ya no nos indicaba correctamente. Bajamos el Aspin por la otra cara. Una gran bajada, muy bonita y con una gran elevación. La disfrutamos mucho porque no pensábamos que teníamos que subirla, pero al llegar abajo del todo, al pueblo, Arreau, preguntamos que cuál era el camino más cercano para llegar a Campan, y nos dijeron que era subiendo el Aspin.

A mí se me cayó el mundo encima, pero Iván dijo que no había tiempo que perder porque se nos podía hacer de noche perfectamente, así que emprendimos la larga y dura subida el puerto. Yo no iba mal de piernas pero si iba cabreado. Iván decía que lo malo no era subir este puerto, sino el Tourmalet, y yo le decía que primero este y luego el otro. Hicimos cálculos y comprobamos que no llegábamos de noche a casa. Y si subimos a un ritmo cómodo pero constante no tendríamos problemas. Así que empezamos a subir poco a poco, kilómetro a kilómetro, y al poco tiempo ya habíamos subido más de la mitad del puerto. Y una vez hecho la mitad… Coronamos el puerto, bajamos el Aspin y poco antes de las 16:00 llegamos a Campan, donde nos tomamos un refresco y repostamos agua en una fuente. Ya “sólo” quedaba subir el Tourmalet por la cara de Campan. Por esta cara son unos 17 km, unos 2 menos que por la cara de Luz, pero los últimos km de esta cara son más duros que por la otra. Pero los primeros km son mucho más suaves.

Empezamos a subir a un buen ritmo, Iván puso música en su móvil para distraernos un poco. La subida a este puerto es muy progresiva, va de menos a más, y si encima llevábamos ya varios días de bici y casi 100 km en la ruta de hoy… Al llegar a la estación de esquí de la Mongie tuvimos que parar en un supermercado para comprarnos alguna bebida isotónica, algo para comer y periódico para afrontar la bajada puesto que estábamos empapados en sudor, aunque apenas había nada. De la Mongie hasta coronar el puerto es la parte más dura del puerto. Cada km que veíamos tenía una pendiente media del 9, del 10 o del 11%. Los últimos km se nos hicieron eternos. Aquí sí que me acordé de cuando estuvimos dudando para acortar la ruta, y en ese momento me arrepentí de “haber convencido” a Iván para continuar. Pero con coraje y poco a poco pudimos coronar el puerto, en torno a las 20:10 de la tarde. Una vez arriba nos echamos más fotos y disfrutamos de la victoria conseguida. Ahora si había valido la pena todo el esfuerzo realizado. Ahora tocaba disfrutar de la última bajada por los pirineos.

A priori el tiempo se veía muy bueno, despejado y sin frio, pero al bajar unos dos km el tiempo cambió de repente. Mucha niebla, nublado, frio e incluso lluvia. A los pocos km de empezar la ruta por la mañana me encontré un chalequito del decatlón en la cuneta. Lo cogí aunque no pensaba ponérmelo, y sin embargo me dio a última hora muy buen uso. Para soportar mejor el frio hicimos parte del descenso detrás de una caravana, para que nos cortara el aire frio, y en realidad nos ayudó mucho.
Prácticamente casi de noche llegamos a casa, después de 125 km y un desnivel acumulado de 4000 metros. Parecía mentira pero lo habíamos conseguido.
Llegamos a casa, estiramos, nos duchamos, cenamos y descansamos lo que pudimos para emprender al día siguiente el viaje a Andorra.

Sobre las 8:00 nos levantamos. Desayunamos, cargamos las bicis y maletas y emprendimos el viaje. Yo pensaba que en unas tres horas llegaríamos, pero me equivoqué en casi dos horas, ya que la última parte del viaje fue por carretera estrecha y transitada. Pero a pesar de todo llegamos al hotel sobre las 14:00. Dejamos el coche en el garaje del hotel, subimos las maletas a la habitación, nos cambiamos, bajamos al coche a por las bicis y emprendimos la ruta hacia el puerto el Collado de la Gallina para ver la vuelta ciclista a España.

A la salida de Andorra la Vella paramos en una gasolinera para comprar algo de comer y hacernos unos bocadillos mientras esperábamos que llegara Contador, Purito, Valverde y compañía. Nada más empezar a subir el puerto vemos como un hombre con un Audi Q7 nos da ánimos diciéndonos: “vamos Contadores”. Nos dijo eso porque los dos llevábamos el maillot de Contador que nos dieron en la carrera de Pinto, y el que nos animó fue el hermano de Contador, Fran Contador, a quien también conocimos el Pinto. En ese momento no pudimos hablarle porque íbamos por la carretera y él con el coche, pero al día siguiente tuvimos la suerte de encontrárnoslo y estuvimos hablando con él y echándonos unas fotos. Le pregunté que como pintaba la vuelta y me dijo que iba a ser “pan comido jajajaj”.

El Collado de la Gallina es un puerto que tiene unos 11 km y una pendiente media considerable, es un puerto duro, pero para la vuelta ciclista lo acortaron, dejándolo en unos 7 km. Subimos hasta que faltaban dos km para llegar a meta, nos quedamos en una curva donde veíamos a lo lejos y hacia abajo cómo subían los ciclistas. Fue impresionante todo lo que mueve la vuelta, una gran cantidad de motos de la guardia civil, dos helicópteros, un sinfín de coches de equipos, de organización, ambulancias… y una gran afición expectante para ver a los héroes.

Llegaron los ciclistas, Contador y Frome escapados y justo después Purito y Valverde. Poco después Frome se quedó y Contador se quedó con Purito y Valverde. Volvió a atacar, se quedó solo, y cuando parecía que nadie le podía quitar la victoria llegaron por detrás Purito y Valverde como unas motos y le arrebataron la victoria justo antes de rebasar la línea de llegada.

Una vez que pasaron todos los ciclistas bajamos el puerto y nos dirigimos hacia el hotel. Vimos como en otros hoteles estaban los autobuses de algunos equipos, y justo debajo de nuestro hotel estaban los camiones del Rabobank y del Lampre. Estuvimos viendo como lavaban y preparaban las bicis para la etapa del día siguiente. Iván y yo nos quedamos embobados viendo lo bien que lo hacían y lo ordenado que lo tenían todo. En los camiones tenían lavadoras, todas las bicis ordenadas y preparadas…
Llegamos al hotel y antes de ducharnos fuimos a la piscina a darnos un baño. Después nos duchamos, descansamos un rato y nos fuimos a ver la ciudad, la cual está llena de tiendas. Nos tomamos unas tapas y birras en un bar, luego fuimos al McDonald y luego, de camino al hotel vimos una especie de verbena en una plaza donde la gente bailaba los bailes típicos del lugar. Justo antes de llegar al hotel vimos un bingo y decidimos probar suerte. Estuvimos un ratillo pero nada… Llegamos al hotel y antes de dormirnos vimos la etapa en diferido.

Al día siguiente nos levantamos sobre las 9:30-10:00. Arreglamos las cosas, dejamos el hotel pero el coche, ya preparado con las bicis, maletas… lo dejamos en el parking del hotel para recogerlo más tarde.

Ese día salía la etapa de la vuelta de Andorra la Vella hacia Barcelona, así que no pudimos desaprovechar la ocasión y nos fuimos a la salida para ver el control de firmas. Fue una cosa que no había visto nunca, y la verdad es que me gustó mucho. Vimos prácticamente a todos los corredores pasar por delante nuestra. Le echamos fotos a muchos y también nos echamos fotos con algunos. Vimos la salida neutralizada y justo después fuimos a comer a un bufé libre llamado “Fresco”. Iván lo conoce porque es una cadena y en Sevilla hay varios. Estaba todo buenísimo, desde las ensaladas, gazpacho, pastas, carnes, pescado, natillas, yogurt y helados. Comimos bastante, lo que nos permitió estar 7,5 horas conduciendo sin parar. Salimos de Andorra sobre las 14:30 y no paramos hasta pasar Madrid, concretamente en Madridejos, sobre las 22:00.

Tuvimos suerte en el lugar que paramos ya que las carnes que había tenían muy buena pinta y la hacían en un horno de leña. Iván quería “comer bien”, tranquilos… pero debido a la hora que era y que aún nos quedaban unas 4 horas de viaje tomamos la decisión de tomarnos un bocadillo lo más rápido posible. Pero en otra ocasión pararemos con tiempo y nos comeremos una gran chuleta acompañada de un buen vino jajajajjaja.

Sobre las 3:30 llegamos a Setenil. Descargamos las bicis, dejé a Iván en su casa… y se acabó lo bueno.

Magnifico viaje, magnífica experiencia… viaje lleno de rutas de bici (unos 360 km, con un total aproximado de 10000 metros de desnivel positivo acumulado y unas 9000 calorías gastadas) pero también intercalado con turismo y con el placer de poder ver la llegada y la salida de la vuelta ciclista a España 2012.

Ya hemos realizado el “sueño” de la Bola del Mundo, los Pirineos y Andorra; ahora a planear el viaje a los Alpes, jajajajaj













Itinerarios del Viaje: