miércoles, 31 de octubre de 2012

Maraton BTT Cebolleta 2012 (por Moises Zamudio)

Todo comenzó el viernes por la tarde-noche. Quedamos Iván, Antoñín, Rafael Duran, Romero, Juan Parra y yo en la confitería de Rafael Durán para meter las bicicletas en su furgoneta. Unos antes, otros después, pero nos presentamos todos con nuestras bicis allí. Bueno, no todos, faltó uno… Juan Parra jajajajaj Resulta que le pidió la bici a Jaime y éste estaba en la huerta primera, así que luego bajó y se llegaron a por la bici. Sin problemas…

A la mañana siguiente quedamos sobre las 10. Entre unas cosas y otras salimos un poco más tarde de lo previsto, y sobre las 11 llegamos al Mirabueno para desayunar. Nos tomamos un buen bocadillo de carne mechá con tomate, pero como Rafael Durán ya había desayunado pues se tomó una tapita de carne mechá, pero acompañada de zumo de naranja y no de cerveza, que era lo que pegaba más, jajajajjaja

Sobre las 11:30 salimos para Cádiz. Llegamos sobre la 13:30 y empezamos el lío para aparcar, que como siempre es una odisea. Tuvimos suerte y pudimos aparcar la furgoneta justo al lado del piso. Un poco justo el aparcamiento pero acabó entrando. Después de dar una vuelta para aparcar el coche de Iván, decidimos que se fueran los demás para el piso e Iván y yo fuésemos a buscar aparcamiento. Después de media hora dando vueltas encontramos sitio, aunque un poco alejado.

Decidimos encontrarnos en la freiduría de las flores para comer pescaito frito, pero había mucha gente, así que nos tuvimos que ir a otro sitio. Fuimos a la montanera, donde nos pegamos una buena “pechá” de comer y todo estaba de categoría.

Justo después fuimos a por un heladito y después al bingo. Pensábamos que íbamos a salir ricos de allí, pero en el bingo de Francisco el del pub Rivera había más premios. Estuvimos a punto de acertar un par de bingos, e incluso una vez a Rafael Durán y a Antoñin sólo les faltó un número, y curiosamente el mismo a los dos. Si hubiese salidos esa bolita la que hubiésemos liado todos cantando los dos bingos a la vez, jajajaj Pero no hubo suerte y una de las “marujas” cantaron bingo…

Después del bingo nos fuimos a dar un paseo por Cádiz. Como no pudimos rodar unos kilómetros con la bici antes de la carrera pues me los llevé a andar, jajajajaj Fuimos para la calle Ancha para tomarnos unos cafés y unos helados, y después fuimos hacia la Caleta y el Castillo de San Sebastián para ver lo bonita que está la caleta con su bajamar coqueta jajajaj

Poco después, sobre las 18:30-19:00 nos llamó Antoñito Zamudio diciéndonos que venía llegando a Cádiz. Él tuvo más suerte que Iván y yo y encontró aparcamiento a la primera. Nos dimos el encuentro y poco después fuimos a la freiduría las Flores para tomar unos cartuchitos de pescaito frito. A continuación, como buenos ciclistas, fuimos a un restaurante italiano para tomar algo de pasta. Y para finalizar la noche fuimos a un pub irlandés para tomarnos algo. Casualmente estaba jugando el Barcelona con el Rayo Vallecano, y pudimos ver varios goles de los azulgranas.

Llegamos a la casa antes de media noche, tempranito porque si la gente se calienta… se puede alargar mucho la noche y después la carrera… En casa arreglamos las cosas para dormir lo que mejor que pudimos. En dos camas chicas durmieron Juan Parra y Antoñito Zamudio, en un colchón inflable durmieron Antoñin y Rafael Durán, y en la habitación de dormitorio matrimonio dormimos Romero, Iván y yo. Romero durmió en un saco de dormir, y cómo no había almohadas le preste un cojín del barça, y al día siguiente me dijo que nunca había dormido tan bien, jajajjaja

Entre unas cosas y otras (que mejor no entro en detalle, jajajaja) nos costó un poco de trabajo coger el sueño, pero gracias al cambio de hora pudimos dormir una horita más.

Llegó el día “D” y el despertador sonó a las 6:45 nos levantamos, (temprano, no???, “po” se nos hizo super tarde) recogimos las cosas y emprendimos el viaje para Chiclana… Nada más llegar nos perdimos y estuvimos un ratillo dando vueltas hasta que al final llamé a un colega de Puerto Real y nos orientó un poco. Aparcamos en una calle al lado de la salida, empezamos a prepararnos para recoger los dorsales y desayunar, pero de repente escuchamos una voz un tanto preocupada: “Quilloooooo”… Nuestro Juan Parra se puso a inflar la rueda y tuvo la mala suerte de que desenroscó el pitorro entero, haciendo que se saliera todo el aire y parte del líquido anti pinchazo. Intentamos inflarla pero no sellaba, se salía el aire por todos lados. No tuvimos más remedio que quitarle completamente el líquido anti pinchazo y ponerle una cámara. Juan Parra desesperado decía que no hacía la carrera, que nos fuéramos… pero el “manitas” del grupo, Antoñin, sacó una cámara y en pocos minutos estaba solventado el problema. Mientras arreglábamos la rueda Iván fue a recoger los dorsales de todos porque faltaba muy poco tiempo. Lo intentó, pero sólo se pudo traer el suyo y el mío, los que estamos federados, los demás tuvieron que firmar la declaración jurada para poder recoger el dorsal. Uno de los árbitros decían que ya no se daban los dorsales porque estaban fuera de tiempo, pero entre uno y otro lograron convencerlo.
Llegamos al cajón de salida cuando sólo faltaban pocos minutos para la salida. Habíamos llegado, pero sin desayunar, y afrontar una carrera de esta índole con el estómago vacío no es muy recomendable. Menos mal que el día anterior cominos bastante, que si no… Justo antes de salir, esperando en el cajón de salida cada uno comió lo que pudo: algún platino, alguna barrita… Se da el pistoletazo de salida y como estábamos los últimos intentamos colocarnos en puestos delanteros. Al final lo conseguimos y casi adelantamos a las motos, jajajajaj Después de pocos kilómetros de “salida neutralizada” (lo pongo entre comillas porque de neutralizada no tenía nada, íbamos todos escopeteados) se da la salida oficial. Ya cada uno va a su ritmo y hace lo que puede. Intento ir al ritmo de Iván pero no puedo, lo veo a pocos metros pero no logro alcanzarlo. Después de varios kilómetros, sobre el kilómetro 15-20 lo alcanzo. Le pregunto cómo va y me dice que fatal. Se le veía la cara un poco regular, seguro que era por no haber desayunado. Después me dijo que le vino como una arcá y hasta que devolvió un poco. En el avituallamiento comió y parece ser que se puso mejor.

Los primeros kilómetros de la carrera eran más llevaderos, sobre todo porque las fuerzas aún estaban intactas, aunque los repechos subi-bajas eran muy continuos. Llegamos a la zona de Medina Sidonia, el núcleo de la carrera, donde se hacían varias subidas de las buenas. La primera de ellas fue el famoso cementerio de Medina, que tiene una longitud de 750 metros pero un desnivel escalofriante, llegando a situarse la pendiente máxima en el 37%. “Impresionante”. Como ya conocía el terreno fui dosificando, cambiando al plato chico justo antes de llegar a la parte más dura y jugando con los piñones. Fue una subida muy emocionante y bonita, ya que nos esperaba en esas ramplas una gran cantidad de público que gracias a sus ánimos se hizo el sufrimiento algo más llevadero. Al llegar arriba me encuentro con la grata sorpresa de que se seguía subiendo hasta el castillo de Medina, recorrido alterado respecto al año pasado, ya que una vez terminada la subida del cementerio se empezaba a bajar inmediatamente. Así que la subida de este año fue aún mayor. Se sube al castillo con más penas que gloria porque para llegar a la cota final había que subir una especie de trialera prácticamente casi imposible de subir, salvo unos pocos. Después empezamos a bajar, pero no a disfrutar, ya que era una bajada de trialera y un tanto peligrosa, y más adelante una bajada todo lleno de barro. Llegamos a un punto kilométrico en que hay que bajar y subir por el mismo sitio, así que mientras unos subían otros bajaban. Cuando Iván subía dio la coincidencia que los demás compañeros bajaban, y al hablarse entre ellos el amigo Juan Parra saludó con tantas ganas que se olvidó que iba conduciendo una bicicleta y se estrelló con un salzar. Nada grave, sólo unos rasguños. Esa parte del recorrido fue muy dura debido a la gran cantidad de barro, pero para nuestro asombro, la parte que proseguía era aún peor. El barro se metía en todas partes, las ruedas apenas andaban porque el barro no lo permitía. Las calas estaban totalmente llenas de barro y había que subirse y bajarse constantemente de la bici porque había unas subidas y bajadas impracticables. Una de las veces que intenté echar el pie a tierra para bajarme de la bici fui al suelo porque la cala no me salía debido al barro. No fue nada porque el barro amortiguaba la caída. Unos kilómetros más tarde salimos de la zona de barro y ya sólo quedaban los últimos 20-25 kilómetros de ruta. Casi todo era llano, pero no por eso fácil, ya que las piernas y las fuerzas ya van muy mermadas. Tuve la suerte de encontrarme con un compañero de Puerto Real, Martín, y los dos hablando hicimos la recta final más llevadera. Sin darnos cuenta nos encajamos en la última subidita, una pequeña gran pendiente que termina en la ERMITA DE…., íbamos los dos muy bien, tranquilitos, yo sin abusar porque ya había tenido muchos amagos de calambre, pero pasó por medio de los dos un “capullo” que un poco más y nos tira. Parece ser que era de Chiclana y tenía muchos seguidores porque lo animaban mucho. Pero me dio tanto coraje que pasara así por medio de los dos que hice lo posible por llegar a meta antes que él. Así que apreté todo lo que pude hasta que a falta de unos pocos metros de llegar a la línea de meta lo adelante. Eso sí, cuando llegué a la meta tenía tal dolor en la pierna derecha que no me podía mover. Dos días después aún tengo el dolor, pero valió la pena, jajajaj.

Tomamos bebida, algo de comida y a los pocos minutos llegó Iván. Decidimos ir al coche para coger las cosas y ducharnos pero no pudimos porque las toallas, ropa… estaban en la furgoneta. Así que decidimos ir a comer mientras llegaban los demás, pero llegando a la zona de la última subida tal fue nuestro asombre que vimos llegar a Rafael Durán. Pensábamos que iban a tardar más pero se portaron como campeones. Antoñín llegó justo antes, y ya después de ellos dos llegó Juan Parra, Antoñito Zamudio y Romero. Éste venía acalambrado y pasándolo regular, pero con dos cojones y una pequeña ayuda de Iván subió la última cuestecita como una moto.

Una vez que nos reagrupamos los siete fuimos a la furgoneta para ducharnos, comer y recoger el maillot. La ducha sentó fenomenal e igualmente la comida, pero con los maillot tuvimos mala suerte porque sólo Antoñito Zamudio y yo tuvimos la suerte de recoger el maillot, debido a que los demás pidieron talla XL y éstas se agotaron. Pero la organización les dijeron que en un tiempo llegarían más y que se los enviarían a sus respectivas casas.
Después de comer empezamos el viaje de regreso a Setenil. Debido a un pequeño despiste nos pasamos el desvío para la autovía que va directo para el circuito de velocidad, asi que tuvimos que atravesar Jerez. Este “pequeño” despiste tuvo lugar porque Juan Parra empezó a quejarse pegando voces en la parte trasera del coche debido a los temibles calambres. A buenas horas llegó el electricista, jajajaj y en lugar de prestar atención a la carretera me puse a grabarle un video.

Llegamos al pueblo sobre las 19:30. Fuimos a la huerta primera para tomarnos unas cervecitas. A continuación descargamos las bicis de la furgoneta y cada mochuelo se fue a su olivo.

En fin, pedazo de fin de semana!!!!! Me ha gustado mucho. Espero que podamos repetir pronto!!!! Por falta de ganas no será, jajajaj









viernes, 26 de octubre de 2012

Viaje a Navacerrada, Pirineos y Andorra (por Moises Zamudio)


La aventura comenzó el martes 21 de agosto. A las 7:30 de la mañana recogí a Iván y emprendimos el viaje. Sobre las 10:30 paramos a desayunar y a repostar combustible. A las 14:30 llegamos a Cercedilla, concretamente al hostal Ariel. Descargamos las cosas y fuimos a buscar un bar para comer. Dimos la vuelta por todo el pueblo pero no vimos nada para comer. Al final tuvimos que comernos un bocata en el bar de la estación de trenes que estaba al lado del hostal. Inmediatamente después nos pusimos el uniforme de batalla y emprendimos la salida.

La intención era dirigirse hacia Navacerrada, pero tuvimos un gran fallo de orientación y tiramos en dirección completamente opuesta, o sea, que cuando llegamos al pueblo que creíamos que era Navacerrada, pues era Guadarrama. Como nos parecía algo extraño pues preguntamos, y nos dijeron que para ir a Navacerrada, concretamente a la Bola del Mundo, teníamos que llegar a Cercedilla (de donde salimos) y de ahí dirección al puerto de Navacerrda.

Cómo íbamos bien de tiempo no tuvimos problemas en hacer el principal objetivo de la etapa, que era subir el puerto de Navacerrada y el remate final de la Bola del Mundo, pero ya no pudimos hacer la ruta circular que teníamos planeado. En fin, que nos dirigimos hacia el puerto de Navacerrada.

A priori no parecía muy duro, pero a la hora que iban transcurriendo los kilómetros cada vez se hacían más duros, sobre todo cuando el agua iba siendo cada vez más escasa. De repente vemos una fuente, la fuente de los geólogos, que parecía tener muy buena pinta, pero al acercarnos vemos que un compañero de fatiga lleva un buen rato intentando llenar el bidón porque lo único que echaba de agua era un pequeño chorrito. Nos dijo que eso no era normal, que siempre echaba un buen caño, pero ese día… Iván llenó medio bidón, y como se tardaba mucho decidimos seguir y en la estación de esquí de Valdesqui nos llegamos a un bar y repostamos los bidones y mi camelbak.

Después de unos minutos de descanso emprendimos el ascenso a las temibles ramplas de la bola del mundo. Es un ascenso duro pero que si se hace regulando fuerzas es llevadero y se puede coronar casi sin problemas, teniendo en cuenta que esos tres kilómetros y pico tienen un desnivel de casi 400 metros, una pendiente media de casi el 11% y ramplas del 23%. El objetivo era subirlo sin poner pie a tierra, y con paciencia lo conseguimos. Una vez arriba nos echamos las respectivas fotos y disfrutamos de las impresionantes vistas. A continuación emprendimos la vuelta disfrutando de una buena bajada hasta Cercedilla.

 Llegamos al hostal, nos duchamos y fuimos a cenar. Durante la ruta en bici pasamos por el centro del pueblo, donde vimos que había una gran cantidad de bares de tapeo, pero que en el medio día desconocíamos. Nos tomamos unas merecidas birras, tapas y un par de buenos platos de pastas.

A continuación nos acostamos relativamente pronto, aunque dormimos muy poco ya que nos despertamos varias veces durante la noche, y una vez que nos despertamos sobre las 6 de la mañana decidimos levantarnos para continuar el viaje hacia los pirineos.

Metimos las maletas y las bicis en el coche y sobre las 6:30 continuamos la marcha hacia los pirineos. Entre las 9:30 y 10:00 de la mañana paramos en una vía de servicio a desayunar. El sitio era bastante bueno, un autoservicio con muy buena pinta. Nos tomamos un gran desayuno, lo que nos dio fuerzas para poder hacer un gran tirón y no parar hasta justo antes de abandonar España, donde paramos en una bonita y fresca fuente rodeada de montañas, a la que llegó una simpática monja que nos dijo que las aguas eran medicinales. Repostamos gasoil antes de abandonar España y continuamos el camino. Llegamos a una estación de esquí y después empezamos a bajar uno de los grandes puertos que se suben en la QH, el Portalet. Nos dimos cuenta por qué tiene tanta fama esa carrera, el recorrido es tremendamente bonito, aunque igualmente larga y dura la subida al puerto.

Después de muchas horas por carreteras serpenteadas y estrechas llegamos a nuestro destino. Para recoger las llaves tuvimos que llegarnos a la oficina de turismo que se encuentra justo enfrente del Carrefour, así que decidimos hacer una pequeña compra para comer algo. Llegamos a la residencia, comimos e inmediatamente montamos las bicis para hacer la ruta que teníamos prevista. La ruta que teníamos pensado hacer era de unos 90 km: Luz-Saint-Sauveur, Lourdes, Campan, subida al Tourmalet por esa cara y bajada por el puerto hasta Luz. Sobre la marcha decidimos hacer una ruta semiimprovisada, que al final fue la más bonita de todo el viaje. Camino de Lourdes vimos una pequeña carreterita que tenía muy buena pinta y que parecía subir bastante.

Sabíamos que subía, pero no tanto. Llegamos a la aldea que indicaba al principio, Viscos, lugar pequeño pero encantador. Preguntamos y nos dijeron que si seguíamos subiendo enlazaríamos con la carretera que sube a la estación de Luz Ardiden. Fue una preciosa subida, dura, pero como la subimos despacito y parando de vez en cuando para echarnos fotos y disfrutar del paisaje, pues no se nos hizo dura. Sobre el km 13-15 enlazamos con la carretera que sube directamente a la estación de esquí. Llegamos hasta arriba, solo nos faltaban dos o tres km para coronar el puerto, nos hicimos las respectivas fotos y bajamos directamente hasta Luz-Saint-Sauveur.

Llegamos a casa minutos antes de que anocheciera. No hicimos la ruta que teníamos planeado pero fue mejor. Pensábamos que ya no íbamos a subir el Tourmalet por la cara de Campan, pero nos dimos cuenta que la ruta planeada para el viernes subía y bajaba el puerto por las dos caras. El problema iba a ser las fuerzas…

Llegamos a casa, estiramos, nos duchamos… y nos dimos un pequeño homenaje en la terracita disfrutando de unos buenos aperitivos viendo las vistas hacia las montañas. Nos acostamos temprano porque teníamos que estar descansados y con ganas para afrontar la ruta del día siguiente.

Antes de las 9:00 nos levantamos, desayunamos y fuimos al Carrefour para terminar de hacer las compras y así tener repuestos hasta el sábado.
Sobre las 11:30 emprendimos la ruta. Para ese día teníamos planeado llegar a Laruns, el pueblo que está en la parte de abajo del Abisque. Los primeros km eran muy llevaderos, cuesta abajo, pero sobre el km 20 empezó la parte dura de la etapa. De repente empezamos a coronar el primer puerto del día, el Soulour, no muy duro al principio pero interminable, aunque muy bonito, rodeado de valles, montañas y pueblos pintorescos. Prácticamente en mitad de la subida vimos como un ciclista que iba bajando tuvo un accidente. Paramos, le preguntamos, pero al no hablar francés ni él español pues no pudimos comunicarnos, aunque a pesar de la gran caída no parecía que se había hecho mucho daño. El primer coche que pasó paró para ayudarle, aunque el hombre se levantó por sus propios pies y metieron la bici en el coche, y supongo que se dirigieron al médico u hospital.

Poco antes de llegar al km 50 coronamos el puerto, habiendo pasado previamente por una estación de esquí y un pequeño paso acompañado de túneles y un acantilado, lo cual nos dejaba unas vistas inmejorables. En la cima del puerto nos echamos las respectivas fotos, unas de ellas con unas gigantescas bicis, muy llamativas. A continuación emprendimos la bajada del Aubisque, el cual lo subiríamos después de comer. Por ese motivo no disfrutamos mucho de la bajada, porque íbamos pensando que todo eso que estábamos bajando lo teníamos que subir. La bajada se hizo interminable, y en muchas ocasiones había rampas donde la bicicleta cogía velocidades muy altas. Llegamos a Larouns y tuvimos la suerte de encontrarnos una de las muchas furgonetas que hay por los pirineos que ponen todo tipo de comida. Nos tomamos una buena ensalada y un gran bocata de filete de pollo acompañado con una salsa vinagreta muy jugosa. Justo después de comer, sobre las 15:30 iniciamos la segunda parte de la ruta, o sea, volver por donde habíamos venido. Gran parte de esta segunda mitad de la ruta era bajada, salvo los últimos 18 km que picaban para arriba. Pero lo que nuestras mentes temían verdaderamente no era esa pequeña subida, ni que se hiciera de noche, ni que nos quedáramos sin agua… sino cómo afrontar esa gran subida de casi 20 km. Nos pusimos manos a la obra, distrajimos nuestras mentes y empezamos a subir a un ritmo tranquilo pero sin pausas. Sin darnos cuentas llevábamos más de la mitad del puerto, y una vez hecho la mitad está hecho lo más duro.

En realidad no se nos hizo nada de pesado e incluso lo disfrutamos enormemente. Personalmente tenía muchas ganas de subir este puerto porque cuando lo vi en el tour de Francia de este año pensé que tenía que ser de los puertos más bonitos, y efectivamente así fue. Todo el recorrido estaba completamente rodeado de montes, valles y en muchas ocasiones nos encontrábamos animales en nuestro paso: vacas, ovejas, alpacas… y teníamos que tener cuidado porque los coches tenían que tener que parar porque normalmente estaban en medio de la carretera.

Al coronar el puerto decidimos no parar porque en la ida paramos en una de tantas fuentes que había por el camino, así que empezamos a bajar hasta llegar a la fuente. Repostamos y continuamos la marcha. Pensábamos que lo que quedaba era coser y cantar, y casi que lo fue. Afrontamos una gran bajada, la cual disfrutamos mucho, pero después tuvimos que afrontar los últimos kilómetros de subida, con poco desnivel pero constante. Poco a poco lo conseguimos y llegamos a Luz-Saint-Sauver prácticamente a la misma hora que el día anterior, pocos minutos antes de que anocheciera, con 130 km y con un desnivel de 3000 metros.

Igual que el día anterior, estiramos bien, nos duchamos y nos dimos un pequeño homenaje en la terraza de la residencia. Pero esta vez no comimos pizzas, sino pastas, ya que al día siguiente nos quedaba la etapa más dura. Después de comer nos quedamos un rato en la terraza disfrutando de la agradable temperatura y de la victoria cosechada, y sobre las 12 de la noche nos acostamos.

El viernes nos levantamos sobre las 9 de la mañana, e igual que los otros días, desayunamos y emprendimos la ruta. Para ese día teníamos planeado hacer la etapa reina: subir el Tourmalet, bajarlo, subir el Aspin, dar una vuelta circular por esa zona, bajar el Aspin, subir el Tourmalet y bajarlo.

Al levantarnos nos dimos cuentas que las piernas estaban ya pesadas, pero yo le decía a Iván que cuando lleváramos unos km de subida ya irían como nueva. Esa frase me la recordó varias veces durante esa ruta y en los días posteriores.

Desayunamos y emprendimos la salida sobre las 10:15. Nada más salir de casa nos enfrentamos a la “temida” subida del Tourmalet por la cara de Luz-Saint-Sauveur, una pequeña subidita de 20 km para ir entrando en calor. Coronamos el puerto y nos echamos las respectivas fotos con el cartel del puerto y el gran ciclista y su bicicleta que están al coronar el puerto. Después de un rato emprendimos la bajada. Igual que el día anterior, no disfrutamos mucho de la bajada porque sabíamos que después teníamos que subir todo lo bajado. Después de un rato de bajada llegamos a Compan sobre las 13:30. Estuvimos debatiendo si continuar con la ruta o emprender la subida directa por el Tourmalet. Comimos en Compan y después llegamos a la conclusión que ya que estábamos allí merecería la pena de hacer la ruta programada. A Iván no le hizo mucha gracia pero me hizo el favor de continuar con la ruta, aunque en la parte final de la ruta…

Continuamos la ruta y empezamos a subir el Aspin. Afortunadamente la subida era tendida pero con un porcentaje muy llevadero. En esos momentos estábamos contentos de haber continuado con lo planeado. Cuando quedaban unos pocos km para coronar el Aspin, el garmin me decía que teníamos que desviarnos a la derecha para coger por otra carretera, que seguramente bajaba para luego coronar el Aspin por la otra cara y luego bajarlo porque estábamos subiendo. Decidimos no hacerle caso al garmin y seguimos hasta coronar el puerto. Los últimos km si que fueron duros, con km con pendiente como los demás puertos, el 7, el 8 o el 9%. Coronamos el puerto, nos echamos las respectivas fotos y decidimos bajar para salir por donde el garmin nos indicó que nos teníamos que desviar. Pero al modificar la ruta el garmin ya no nos indicaba correctamente. Bajamos el Aspin por la otra cara. Una gran bajada, muy bonita y con una gran elevación. La disfrutamos mucho porque no pensábamos que teníamos que subirla, pero al llegar abajo del todo, al pueblo, Arreau, preguntamos que cuál era el camino más cercano para llegar a Campan, y nos dijeron que era subiendo el Aspin.

A mí se me cayó el mundo encima, pero Iván dijo que no había tiempo que perder porque se nos podía hacer de noche perfectamente, así que emprendimos la larga y dura subida el puerto. Yo no iba mal de piernas pero si iba cabreado. Iván decía que lo malo no era subir este puerto, sino el Tourmalet, y yo le decía que primero este y luego el otro. Hicimos cálculos y comprobamos que no llegábamos de noche a casa. Y si subimos a un ritmo cómodo pero constante no tendríamos problemas. Así que empezamos a subir poco a poco, kilómetro a kilómetro, y al poco tiempo ya habíamos subido más de la mitad del puerto. Y una vez hecho la mitad… Coronamos el puerto, bajamos el Aspin y poco antes de las 16:00 llegamos a Campan, donde nos tomamos un refresco y repostamos agua en una fuente. Ya “sólo” quedaba subir el Tourmalet por la cara de Campan. Por esta cara son unos 17 km, unos 2 menos que por la cara de Luz, pero los últimos km de esta cara son más duros que por la otra. Pero los primeros km son mucho más suaves.

Empezamos a subir a un buen ritmo, Iván puso música en su móvil para distraernos un poco. La subida a este puerto es muy progresiva, va de menos a más, y si encima llevábamos ya varios días de bici y casi 100 km en la ruta de hoy… Al llegar a la estación de esquí de la Mongie tuvimos que parar en un supermercado para comprarnos alguna bebida isotónica, algo para comer y periódico para afrontar la bajada puesto que estábamos empapados en sudor, aunque apenas había nada. De la Mongie hasta coronar el puerto es la parte más dura del puerto. Cada km que veíamos tenía una pendiente media del 9, del 10 o del 11%. Los últimos km se nos hicieron eternos. Aquí sí que me acordé de cuando estuvimos dudando para acortar la ruta, y en ese momento me arrepentí de “haber convencido” a Iván para continuar. Pero con coraje y poco a poco pudimos coronar el puerto, en torno a las 20:10 de la tarde. Una vez arriba nos echamos más fotos y disfrutamos de la victoria conseguida. Ahora si había valido la pena todo el esfuerzo realizado. Ahora tocaba disfrutar de la última bajada por los pirineos.

A priori el tiempo se veía muy bueno, despejado y sin frio, pero al bajar unos dos km el tiempo cambió de repente. Mucha niebla, nublado, frio e incluso lluvia. A los pocos km de empezar la ruta por la mañana me encontré un chalequito del decatlón en la cuneta. Lo cogí aunque no pensaba ponérmelo, y sin embargo me dio a última hora muy buen uso. Para soportar mejor el frio hicimos parte del descenso detrás de una caravana, para que nos cortara el aire frio, y en realidad nos ayudó mucho.
Prácticamente casi de noche llegamos a casa, después de 125 km y un desnivel acumulado de 4000 metros. Parecía mentira pero lo habíamos conseguido.
Llegamos a casa, estiramos, nos duchamos, cenamos y descansamos lo que pudimos para emprender al día siguiente el viaje a Andorra.

Sobre las 8:00 nos levantamos. Desayunamos, cargamos las bicis y maletas y emprendimos el viaje. Yo pensaba que en unas tres horas llegaríamos, pero me equivoqué en casi dos horas, ya que la última parte del viaje fue por carretera estrecha y transitada. Pero a pesar de todo llegamos al hotel sobre las 14:00. Dejamos el coche en el garaje del hotel, subimos las maletas a la habitación, nos cambiamos, bajamos al coche a por las bicis y emprendimos la ruta hacia el puerto el Collado de la Gallina para ver la vuelta ciclista a España.

A la salida de Andorra la Vella paramos en una gasolinera para comprar algo de comer y hacernos unos bocadillos mientras esperábamos que llegara Contador, Purito, Valverde y compañía. Nada más empezar a subir el puerto vemos como un hombre con un Audi Q7 nos da ánimos diciéndonos: “vamos Contadores”. Nos dijo eso porque los dos llevábamos el maillot de Contador que nos dieron en la carrera de Pinto, y el que nos animó fue el hermano de Contador, Fran Contador, a quien también conocimos el Pinto. En ese momento no pudimos hablarle porque íbamos por la carretera y él con el coche, pero al día siguiente tuvimos la suerte de encontrárnoslo y estuvimos hablando con él y echándonos unas fotos. Le pregunté que como pintaba la vuelta y me dijo que iba a ser “pan comido jajajaj”.

El Collado de la Gallina es un puerto que tiene unos 11 km y una pendiente media considerable, es un puerto duro, pero para la vuelta ciclista lo acortaron, dejándolo en unos 7 km. Subimos hasta que faltaban dos km para llegar a meta, nos quedamos en una curva donde veíamos a lo lejos y hacia abajo cómo subían los ciclistas. Fue impresionante todo lo que mueve la vuelta, una gran cantidad de motos de la guardia civil, dos helicópteros, un sinfín de coches de equipos, de organización, ambulancias… y una gran afición expectante para ver a los héroes.

Llegaron los ciclistas, Contador y Frome escapados y justo después Purito y Valverde. Poco después Frome se quedó y Contador se quedó con Purito y Valverde. Volvió a atacar, se quedó solo, y cuando parecía que nadie le podía quitar la victoria llegaron por detrás Purito y Valverde como unas motos y le arrebataron la victoria justo antes de rebasar la línea de llegada.

Una vez que pasaron todos los ciclistas bajamos el puerto y nos dirigimos hacia el hotel. Vimos como en otros hoteles estaban los autobuses de algunos equipos, y justo debajo de nuestro hotel estaban los camiones del Rabobank y del Lampre. Estuvimos viendo como lavaban y preparaban las bicis para la etapa del día siguiente. Iván y yo nos quedamos embobados viendo lo bien que lo hacían y lo ordenado que lo tenían todo. En los camiones tenían lavadoras, todas las bicis ordenadas y preparadas…
Llegamos al hotel y antes de ducharnos fuimos a la piscina a darnos un baño. Después nos duchamos, descansamos un rato y nos fuimos a ver la ciudad, la cual está llena de tiendas. Nos tomamos unas tapas y birras en un bar, luego fuimos al McDonald y luego, de camino al hotel vimos una especie de verbena en una plaza donde la gente bailaba los bailes típicos del lugar. Justo antes de llegar al hotel vimos un bingo y decidimos probar suerte. Estuvimos un ratillo pero nada… Llegamos al hotel y antes de dormirnos vimos la etapa en diferido.

Al día siguiente nos levantamos sobre las 9:30-10:00. Arreglamos las cosas, dejamos el hotel pero el coche, ya preparado con las bicis, maletas… lo dejamos en el parking del hotel para recogerlo más tarde.

Ese día salía la etapa de la vuelta de Andorra la Vella hacia Barcelona, así que no pudimos desaprovechar la ocasión y nos fuimos a la salida para ver el control de firmas. Fue una cosa que no había visto nunca, y la verdad es que me gustó mucho. Vimos prácticamente a todos los corredores pasar por delante nuestra. Le echamos fotos a muchos y también nos echamos fotos con algunos. Vimos la salida neutralizada y justo después fuimos a comer a un bufé libre llamado “Fresco”. Iván lo conoce porque es una cadena y en Sevilla hay varios. Estaba todo buenísimo, desde las ensaladas, gazpacho, pastas, carnes, pescado, natillas, yogurt y helados. Comimos bastante, lo que nos permitió estar 7,5 horas conduciendo sin parar. Salimos de Andorra sobre las 14:30 y no paramos hasta pasar Madrid, concretamente en Madridejos, sobre las 22:00.

Tuvimos suerte en el lugar que paramos ya que las carnes que había tenían muy buena pinta y la hacían en un horno de leña. Iván quería “comer bien”, tranquilos… pero debido a la hora que era y que aún nos quedaban unas 4 horas de viaje tomamos la decisión de tomarnos un bocadillo lo más rápido posible. Pero en otra ocasión pararemos con tiempo y nos comeremos una gran chuleta acompañada de un buen vino jajajajjaja.

Sobre las 3:30 llegamos a Setenil. Descargamos las bicis, dejé a Iván en su casa… y se acabó lo bueno.

Magnifico viaje, magnífica experiencia… viaje lleno de rutas de bici (unos 360 km, con un total aproximado de 10000 metros de desnivel positivo acumulado y unas 9000 calorías gastadas) pero también intercalado con turismo y con el placer de poder ver la llegada y la salida de la vuelta ciclista a España 2012.

Ya hemos realizado el “sueño” de la Bola del Mundo, los Pirineos y Andorra; ahora a planear el viaje a los Alpes, jajajajaj













Itinerarios del Viaje:


lunes, 22 de octubre de 2012

La Valiente 2012


Los miembros del CD Artanaca Setenil estan preparando su participación en La Valiente, prueba que organiza el CD La Sufrida en la localidad sevillana de Santiponce y que tendrá lugar el próximo día 01 de diciembre.

A fin de planificar el desplazamiento, se ruega a todos aquellos compañeros que estén interesados en asistir se pongan en contacto con Sebastián o con Bartolo, para cerrar el número definitivo de personas que se desplazarán a Sevilla.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Cronica Prueba Deportiva Villa de Arriate (por Javi Camacho)

Es la primera vez que escribo algo así, y me gustaría aprovechar esta oportunidad para disculparme, por mi poca implicación para con el grupo, no voy a justificarme pero sabed que sentirme Artanaca, aunque sea en destellos, para mi es un orgullo pertenecer a este club de amigos.
Sin más dilación os pongo en situación, v prueba villa de Arriate,  68km para ciclistas, 31km para marchadores. Os contare la parte de marchadores ya que es la que tuve la oportunidad de disfrutar.
Dicen que los que cuentan o escriben las historias son los vencedores, cualquier Artanaca que se prestara podría haber escrito ésta. Cada uno tiene su propia manera de contar, pero hoy me toca exponer mi punto de vista asique disculpad de antemano.
Nuestro día comenzó con la tradicional quedada para desayunar todos juntos, compañeros ciclistas de Setenil, amigos de Jerez y por supuesto todos los Artanacas, en el bar  “el Mira bueno”. Tras tomar un café y una buena tostada, nos marchamos hacia Arriate para recoger los dorsales de la prueba, éstos se encontraban en el pabellón de Arriate muy cerca del lugar de salida y meta de la prueba, y también muy cerca de una nueva sede Artanaca en pueblo extranjero (casa de Ismael reina), lugar donde dejamos las mochilas, nos cambiamos y preparamos para la batalla del día. Después de un buen calentamiento de hacernos unas fotos y desearnos suerte con todos, con gran puntualidad, a las diez, se dio el pistoletazo de salida.
Primero salieron los ciclistas para evitar atropellos y justo detrás los marchadores, en principio la carrera transcurría por medio urbano, por lo cual fue una salida neutralizada hasta pasar el asfalto alquitranado, dejado atrás este tramo comenzó la carrera. Mi posición permitía ver la cabeza de carrera y compartiendo comentarios con mi compañero Bartolo y José Mª, pensábamos que algunos participantes habían empezado con mucha fuerza para la longitud y dureza de la prueba, hablábamos por la experiencia adquirida el año anterior y sabíamos que todo  lo que dieras de más al principio lo terminas buscando al final, nuestra idea para este año era de ir de menos a más de una forma progresiva y subir los bigotes de la zorra y salinas andando para poder atacar en la gran recta del camino de Aparchite, recta que tras subir estas dos grandes cuestas, se hace interminable, un lugar donde ves el fin y no terminas de llegar.
Entre charlas subimos la primera rampa donde dejamos a tras a nuestro compañero José Mª y nos adelantó Joseito en grandísima forma, yo continué con Bartolo intercambiando impresiones, las mías no eran muy buenas me encontraba pesado, muy fatigado, mal…aun así continué buscando esas buenas sensaciones entre gritos de animo de mi infatigable compañero. Por fin alcanzamos la primera gran subida “los bigotes de la zorra”, comencé andando casi desde el principio de la cuesta, y andando alcanzamos a otro compañero Ismael que con su animo y alegría subimos casi sin darnos cuenta esa primera gran rampa.
Tras subir mis sensaciones habían cambiado por completo me encontraba muy bien, hecho que aproveché para empezar a trotar dando cada vez las zancadas mas largas, quizás el terreno, por chinchilla y el marqués, acompañaba a encontrar esas buenas sensaciones por su desnivel, sus paisajes y porque poco a poco íbamos alcanzando y adelantando a más participantes. Sin parar ni en los puestos de avituallamiento llegué a las dos bajadas de salinas y su rampa de subida, como me encontraba fuerte, me aventuré a subirla corriendo sin parar y en mitad de la gran subida me encuentro a Francisco bajándola ¡de locos! (iba de los primeros, pero como no tenia dorsal pensó en ayudarnos a subir esa rampa, y se volvió, ¡tremenda máquina y hermoso detalle!). tras la subida continué mi camino en solitario para llegar al puerto del monte y a esa temida recta de aparchite que nos conduciría hasta el puente de la ventilla de Ronda, en esta recta planteé no parar desde el principio y aunque escuchaba a mis compañero atrás no podía esperarlos, sabía que si paraba desde ese mismo momento mi carrera terminaría asique continué en solitario y en la ultima subida, metidos en el caminito del rio, oigo esas voces de ánimo de mis compañeros que con gran esfuerzo me habían alcanzado, hecho que aprovechamos para entrar en meta los tres juntos Ismael, Francisco y yo, no cambiaria esa entrada en una carrera por nada, para mi el superar esas malas sensaciones del principio y el simple hecho de no parar en casi toda la carrera, exceptuando los bigotes, fue suficiente éxito. Como colofón el premio de entrar con dos amigos, ¡inmejorable!
Al terminar nos dispusimos a ver entradas de los demás Artancas, Bartolo, José Mª, y la gran sorpresa la entrada en conjuntode Sebastián, Rafa, Cedeño, Jaime y Paco (un señor de mas de setenta años), hecho que provocó una gran ovación en su entrada. También vimos las entradas de compañeros ciclistas Samir, Raúl, Rafael Durán, Antoñin…etc.Otra grata sorpresa fue el pódium, Ismael y Rafa primeros de sus respectivas categorías, Bartolo tercero en élite, yo segundo en élite y primeros en club más numeroso en participantes en la prueba.
Personalmente para mi el gran triunfo del día, fue la unió de todos y la gran calidad de amistad que se demostró, días así hacen que encuentres sentido en lo que haces, te des cuenta de lo que te rodea y te alargan la vida, ¡Gracias Artanaca!
¡¡SI EN ALGUN MOMENTO TE SIENTES PERDIDO, SIGE EL CAMINO DE TUS PIES, ENCONTRARÁS UN ARTANACA CERCA!!


















lunes, 8 de octubre de 2012

Quedada Senderista y Ciclista dia 28 de octubre


Como anunciábamos  el CD Artanaca Setenil va retomando la actividad tras el parón veraniego, y organiza una nueva Quedada Senderista y de Ciclistas el próximo día 28 de octubre. La salida tendrá lugar a las 9,30 y, como siempre, partiremos desde el aparcamiento de la Huerta 1ª.

Como es habitual, a la finalización de las respectivas marchas, todo el que lo desee podrá almorzar con el resto de participantes.

Os animamos a todos a participar, y a colaborar, dándole la mayor difusión a esta cita.

Os esperamos!!!